lunes, 26 de enero de 2015

El encargo de traducción: el flujo de trabajo (2 de 2)

En la entrada anterior, hablamos de las cinco primeras fases que atraviesa un proyecto de traducción: contacto, oferta, confirmación, preparación y traducción. Hoy trataremos las cinco siguientes, las posteriores a la traducción en sí, pero imprescindibles para finalizar un proyecto de forma satisfactoria.

6. Revisión

Cuando corrijo traducciones o pruebas de otros traductores y veo que han cometido errores que podían haber evitado con una simple relectura, mi consejo es siempre el mismo: la revisión es igual de importante o más que la traducción. Nunca subestimes la capacidad que tiene la revisión de mejorar un trabajo. Ya no solo porque con ella se detectan erratas, fallos de concordancia y otros tipos de errores, sino porque también te ofrece la oportunidad de mejorar tu estilo de redacción y, con ello, la calidad de tu traducción. Parece evidente, pero cuando ejerces de revisor te das cuenta del alto porcentaje de traductores que no revisan su trabajo de la forma adecuada.

Existen numerosas estrategias de revisión, prácticamente una por cada traductor y, como este procedimiento es algo muy personal, no voy a ser yo quien te diga cómo tienes que revisar tu traducción, ni qué modo es mejor o peor. Cada maestrillo tiene su librillo, y todo traductor ha de descubrir qué técnica es la que más le conviene. En mi caso, utilizo distintos procedimientos para cada tipo y extensión de texto: no es lo mismo una traducción literaria que un breve texto de marketing. Lo importante es que tu traducción pase por, al menos, dos revisiones y, si es posible, que estén relativamente alejadas en el tiempo, para que tu cerebro lea lo que de verdad pone, no lo que quiere leer. Para textos más largos, puedes imprimirlos en papel para una última revisión; hay traductores que para la segunda revisión cambian el tipo o el tamaño de letra para engañar al cerebro, etc. Hay cientos de estrategias distintas y eres tú quien debe decidir cuál es la mejor para ti.

7. Formato y control de calidad

Una vez terminadas las dos revisiones, es hora de preparar el documento para su entrega: el control de calidad. En esta fase, comprobaremos que la traducción esté «presentable»: en el formato requerido, con coherencia terminológica y estilística, sin ningún tipo de error, etc. Existen diferentes programas para el control de calidad; el favorito entre traductores suele ser Xbench, pero los propios programas de traducción asistida también suelen incluir una herramienta de control de calidad. Con este software puedes asegurarte de que un término concreto siempre lo has traducido de la misma manera, que no hay dobles espacios escondidos por el texto e incluso puedes configurarlo para que te detecte esas erratas que sueles cometer a menudo y que siempre se te pasan en la revisión (por ejemplo, como me pasa a mí, «objetico» por «objetivo» o «al» en vez de «la»).

8. Entrega

Siempre a tiempo y, preferiblemente, con adelanto por si sugiera algún problema. También es importante presentar la traducción tal y como te la solicita el cliente: puede que solo te pida el documento de Word, pero las agencias también suelen solicitar la memoria de traducción del proyecto, los documentos bilingües de Trados o incluso un glosario con los términos que han aparecido en el proyecto. De ahí la importancia de leer bien las peticiones del cliente antes de empezar a traducir

9. Seguimiento

La entrega de la traducción casi nunca supone el fin del proyecto. Lo más normal, sobre todo en caso de encargos de mayor volumen o complejidad, es que durante los días posteriores a la entrega, el cliente o gestor de proyectos siga en contacto contigo para diferentes cuestiones relacionadas: desde un «se me ha olvidado este párrafo; ¿te importaría traducirlo?» hasta documentos de Excel con infinidad de consultas, dudas, sugerencias y modificaciones. El trabajo posterior a la entrega de una traducción es tedioso y, en ocasiones, pone a prueba nuestra paciencia (sobre todo cuando el cliente final, que no tiene ni idea de traducción y, en muchas ocasiones, ni siquiera de español, se empeña en proponernos cambios en nuestro trabajo).

Otra posibilidad dentro de esta misma fase es la llamada por algunas agencias «aceptación de cambios»: una vez que nuestra traducción ha pasado por las manos de un revisor, se nos reenvía el texto para que aceptemos o rechacemos las modificaciones de este. Aunque pueda parecer trabajo adicional (que lo es), yo soy bastante partidaria de esta fase, porque, si el revisor es bueno, nos ayuda a aprender de nuestros errores y no volver a cometerlos; por el contrario, si el revisor es malo o se ha extralimitado en sus funciones, podremos rechazar los desaguisados y asegurarnos de que un tercero no ha estropeado una traducción que, en algunos casos, llevará nuestro nombre.

10. Facturación y control del pago

Y, por último, la fase más importante para nuestro bolsillo y nuestro bienestar económico: la facturación. Ya sea inmediata tras el proyecto o a fin de mes, debemos siempre llevar el control de nuestras facturas y, cómo no, del pago o impago de estas. En estas entradas de hace algunos meses podéis descargaros un modelo de factura e informaros acerca de los métodos de pago más habituales.

2 comentarios:

  1. "la revisión es igual de importante o más que la traducción."

    Muy cierto. No sé si a otros les pasa lo mismo, pero después de revisar un texto por quinta vez, uno ya empieza a replantearse la traducción entera. Quiero decir que el texto puede estar ya genialmente traducido, pero uno empieza a pensar que "y si esto lo expresase de otra manera?", o bien "quizás haya algún sinónimo mejor para esta palabra...", y al final ya uno se marea y empieza a dudar de todo...

    Alguien más con este problema :)?

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    1. Sara muy buena entrada, refleja perfectamente el proceso que llevamos a cabo los traductores... y efectivamente tal como comenta Eduardo la revisión es primordial.
      En mi caso colaboro con algunos proyectos de www.bigtranslation.com y con otras agencias de traducción muy profesionales y en ocasiones reviso y reviso tantas veces que llego a dudar de mi propio nombre, je,je

      Estoy segura que no somos ni los primeros ni los últimos que les ocurre, alguna anécdota?

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